Precisamente uno de los mejores directores de la historia del cine nos presentó una película absolutamente fundamental a la hora de entender el cine de artes marciales, centrada en el nacimiento del Judo como disciplina.
Kurosawa no puede evitar añadir una buena cantidad de misticismo e incluso cierto toque onírico para retratar la historia de el fundador del Judo y uno de sus alumnos más legendarios, el poderoso Sanshiro Sugata.
La cinta no se puede comparar en cuanto a escenas de acción al cine de artes marciales de décadas posteriores, pero sí en cuanto a guion y la excelente forma que presenta Kurosawa de otorgar el toque épico que cualquier cinta de artes marciales que se precie necesita.
La mejor escena de lucha:
Sin duda la escena de lucha final es lo mejor de todo el film. Épica, tremendamente estética y maravillosamente filmada. Toda una maravilla digna del mejor cine de artes marciales.
Resumen:
Si a todo lo nombrado antes le añades un buen reparto y un maravillosa fotografía obtenemos una película muy notable, que desgraciadamente se ve lastrada por la mutilación a la que fue sometida por el gobierno japonés antes del estreno, que hace que la historia termine resultando un tanto confusa y de la sensación de estar inacabada.
Sin embargo, si te gusta el cine de artes marciales ni lo dudes... Dale a esta gran película una oportunidad.
Mi nota: 7
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